En estos meses de primavera los llanos, veredas y carriles se llenan de cientos de estos extraños animalillos conocidos como curillas o aceiteras.
Una prueba de lo extraños que son, a pesar de su relativa abundancia, es el continuo quebradero de cabeza que les viene dando a los biólogos desde que fue descrito por Linneo en 1758 y revisado por última vez por Bolgna en 1988, quien finalmente creó el género Meloe para clasificarlos apropiadamente.
En cuanto a su biología no es menos particular:
Usa una curiosa técnica de defensa conocida como tanatosis, o muerte simulada, acompañada de auto-hemorragias en las articulaciones de las patas.
Durante el cortejo el macho hace vibrar sus antenas contra los segmentos terminales del abdomen de la hembra. Siendo este el paso previo a la cópula, que puede durar hasta 3 horas.

Una vez dentro del nido las larvas de B.majalis rompe los opérculos de las celdillas y devora la larva de abeja o la miel que encuentre.
Tras pasar por 7 estadios diferentes (en cuyos primeros 5 continua devorando larvas de abeja) y por un periodo de pupación, emerge como adulto, que se alimenta de hojas, y el ciclo vuelve a completarse.
También hemos tenido la oportunidad de grabar un vídeo.
Bibliografía.
Texto de Bologna (1988), en ingés.
Texto de Bereber (1998) en español.
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